En el siglo XVI era patente la relajación de costumbres de la Iglesia católica, cuyos miembros sólo se preocupaban por acumular poder y riquezas, para lo que no dudaban en comprar y vender cargos eclesiásticos o indulgencias para perdonar, a cambio de un donativo, las penas debidas a los pecados. Este último hecho, sobre todo, fue el que llevó a Martín Lutero a proponer la reforma de la Iglesia. El Papa no atendió a razones y le excomulgó, ante lo que Lutero decidió ...