Tras la muerte de Fernando el Católico (1516), al año siguiente llegó a España su nieto, Carlos I, heredero de las coronas de Aragón y de Castilla. Aunque había curiosidad por conocer al nuevo monarca, lo cierto es que la curiosidad se transformó en desilusión, puesto que Carlos no sabía hablar español y apareció rodeado de un séquito de intrigantes nobles flamencos que comenzaron a acaparar los puestos de responsabilidad en el gobierno, los oficios con mayores rentas en dinero ...